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Este blog viene a ser mi mejor forma de desahogar lo que siento y no suelo expresar, además representa la oportunidad de poder conocerme mejor.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Dos minutos, Muchos latidos...

Llegada la noche, y después de haberte visto, me llena este sentimiento en el que doy gracias a Dios por haberte puesto en mi vida, por haberte cruzado en mi camino y por haberme abierto los ojos para darme cuenta que tenía al amor de mi vida frente a mí.


Aquel amigo con el que solía pasar días hablando, al cual muchas veces le jugaba bromas, aquel amigo con el que jamás hubiera imaginado tener algo tan cercano, con el cual me podía desahogar y hasta confiar mis gustos por otros chicos, aquel amigo que sigue siendo mi amigo, pero también mi vida.

Me refugio en esta fría noche de invierno, en donde el único ruido proviene de los carros pasar en lluvia y de las teclas que doy, pero es una de las tantas noches en las que disfruto de recordar cada momento que vivo con él, en pensar qué será mi vida futura a su lado y de la felicidad que me invade cada día desde que es parte de mi vida. Tanta felicidad me parece muchas veces increíble y hasta me da miedo perderla, me nace el miedo de que esto acabe algún día, o peor aún que se agote por parte de alguno de los dos el amor que cada uno tiene por el otro. Pero inmediatamente con el recuerdo de cada segundo que lo miro a los ojos y ver tanto amor por mí y yo sabiendo que teniéndolo frente a mí, simplemente me derrito ante su mirada y es que confirmo que estoy realmente enamorada, que no es un sentimiento cualquiera y que por más dudas o en todo caso inseguridades y miedos que muchas veces pueda cruzarse por mi cabeza, sé que debo disfrutar los momentos felices a su lado y luchar porque cada momento sea eterno. Pues, verlo a los ojos es maravilloso, poder acariciar su cara, darle un tierno beso en la frente, la experiencia es única e imborrable.


Aquellos recuerdos me mantienen soñando diariamente, y me mantienen despierta, disfrutando de tanta dicha y es que hasta siento mi corazón saltar de felicidad cada vez que lo veo y cuando no lo tengo cerca físicamente, de mi mente jamás se despega y cada latido se lo dedico a él.


Amo aquel 22 de abril, aquella noche de cine, en la que yo si sabía que el momento sería definitivo para confirmar sus sentimientos y descubrir los míos hacia él, jamás hubiera imaginado que el sentimiento hubiera sido tal, que me mantuvo ilusionada, pensando en el día en el cual por fin podría besarlo tiernamente, tomarlo de la mano y reconocerlo como mi amor.


Aquel día llegó el 26 de Abril, de nuestro primer beso, de mi corazón queriendo salir de tanto latir, de sus detalles, de simplemente olvidar el tiempo y dejar de lado todo mi entorno para sólo tener mi atención en él.
Y es que amo cada día contigo, cada segundo contigo porque simplemente, te amo Gustavo Javier Castro Zapata.
Puedo estar totalmente agradecida con tu familia por tanta dicha y por los momentos compartidos, pero sobre todo por haber creado a un ser tan valioso y lleno de metas y buenas intenciones como tú.
Termino de escribir, sin detenerme a pensar en la próxima palabra que tipearé, pues desde ahora, todo se trata de ti y el que escribe es mi corazón.